El informe de avance que emite el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación sobre Incendios Forestales, tampoco es precisamente bueno y arroja datos sobre el balance de los primeros cuatro meses del año, en los que ya se han calcinado 32.154.99 ha., frente a las 23.861ha., de media del decenio en los 4.483 siniestros registrados entre conatos e incendios forestales. Sorprende ver como este inicio de 2019 ya es el 4º peor arranque tras los fatídicos 2012, 2017 y 2009. Mejorando solo en el número de Grandes Incendios Forestales (GIF), que han sido de 2 GIF, frente a los 3 GIF de media en el decenio.

Con todo ello, desde la Coordinación de FeSP-UGT Bomberos Forestales creemos que nos espera un Campaña de Extinción por Incendios Forestales, -que entra en la mayoría de comunidades el 1 de junio-, bastante complicada. El otoño-invierno seco, y las pequeñas lluvias primaverales en abril, han contribuido poco a que nuestras masas forestales tengan el contenido de humedad necesario que las hagan resistentes a los posibles fuegos que puedan acontecer en nuestros bosques y montes. Y además en estos días, nos sorprendía que durante las presentaciones territoriales de los recursos humanos y materias que trabajaran en los diversos Planes Autonómicos contra incendios forestales, no haya una apuesta clara por la prevención de incendios forestales.

Las autonomías

UGT viene desde años denunciando que el Estado no pone freno a la diferencia y falta de homogeneización de las comunidades en esta materia, haciendo que nos encontremos con una radiografía llena de disparidad en el mapa estatal. Así es que tenemos territorios donde la precariedad y falta de estabilidad laboral son una realidad, con autonomías que tienen al colectivo en “pie de guerra” puesto que las condiciones laborales, sociales y económicas son demenciales, con privatizaciones, externalizaciones, recortes de unidades, salarios congelados desde hace años… Pero lo más triste, sigue siendo que el colectivo continúe la lucha por reclamar ser un servicio de emergencias tal como estipula la Ley de Protección Civil, y que la denominación laboral sea una realidad, consolidando de una vez por todas la categoría de Bombero Forestal que especifica el CON-11, puesto que es nuestra profesión, a la que nos dedicamos y por la cual somos los encargados de defender nuestro medio natural y rural.