La variante Ómicron junto a la vacunación masiva están cambiando la forma de afrontar la pandemia. Los datos de incidencia son alarmantes, con 1.288.985 casos notificados en los últimos 14 días, según fuentes del Ministerio de Sanidad. Afortunadamente, a diferencia de las anteriores olas, no se ha traducido en una saturación de las UCI ni en ingresos hospitalarios desbordados aunque, dada la elevada incidencia, éstos aumentan día a día y comienzan a ser preocupantes, con situación de riesgo alto en algunas Comunidades Autónomas.
Ómicron ha acabado, no obstante, por poner en jaque a la Atención Primaria y colapsa los servicios de urgencias y los centros hospitalarios. Mientras, se sigue permitiendo la fuga de miles de profesionales sanitarios teniendo que recurrir a médicos extracomunitarios, a jubilados –personas vulnerables- y estudiantes para reforzar los servicios sanitarios. Los 42.668 médicos –de familia y pediatras- y los 38.600 enfermeros/as de Atención Primaria; los 85.467 médicos y 153.433 enfermeras/os de Atención Hospitalaria, así como los 3.390 médicos y 3.508 enfermeras/os de los Servicios de urgencias y emergencias, según los últimos datos del Sistema Nacional de Salud, son claramente insuficientes para dar cobertura sanitaria a los 47.326.687 ciudadanos residentes en España (INE).
Ante el desbordamiento de la Atención Primaria, desde UGT Servicios Públicos exigimos actuaciones inmediatas y efectivas del Ministerio de Sanidad y de las Comunidades Autónomas para salvar a este nivel asistencial, sin el cual es imposible salir de la crisis sanitaria que nos azota y cuyo desbordamiento está colapsando los servicios de urgencia y los centros hospitalarios.
Ana Francés, secretaria de Salud, Sociosanitarios y Dependencia de UGT Servicios Públicos, declara que existe “hartazgo, agotamiento, estrés y mucha tensión entre el personal de los centros de salud y hospitales, un mal al que las Administraciones Sanitarias han sido incapaces de ponerle cura y, todo ello, como consecuencia de la mala gestión de los recursos humanos y la incompetencia institucional y presupuestaria que llevamos años sufriendo”. La responsable de Sanidad de UGT Servicios Públicos continúa “el personal se encuentra atrapado entre dos frentes: las autoridades sanitarias, que los ningunean, los saturan con trámites burocráticos y los abandonan a su suerte y una población, cada vez más cansada de la situación, sin acceso al sistema sanitario desde la AP y más irritada, que culpabiliza a los centros de salud de su abandono”.
UGT Servicios Públicos denuncia la sobrecarga de trabajo que está soportando el personal de los centros de salud, abrasados por el incendio de esta sexta ola con sus cientos de miles de casos de positivos al SARS CoV-2, que cursan la inmensa mayoría de ellos como un simple catarro o asintomáticos. Estos cientos de miles de casos, más de un millón en diciembre, tienen ocupados -prácticamente abducidos- al personal de los centros de salud con seguimientos de «catarros» o «asintomáticos» y sus correspondientes bajas laborales, unas 600.000 en diciembre. Estas cifras, que siguen en aumento, podrían poner en peligro a la Atención Primaria y Comunitaria y a la Sanidad Pública.
Los profesionales sanitarios se están cubriendo unos a otros doblando turnos por la escasez de personal debido a los miles y miles de profesionales sanitarios contagiados y aquellos con burnout que requieren baja por su situación emocional, o han decidido abandonar definitivamente la profesión. Cada médico de familia finaliza la jornada con una media de más de 48 pacientes asistidos en cada consulta. Andalucía, Aragón, Madrid y Castilla-La Mancha superan los 50 pacientes al día por médico de Familia. Esto conlleva además el riesgo de dejar de hacer, es decir, se deja de atender otras patologías relevantes.
“El trabajo, el esfuerzo, la responsabilidad y el compromiso de los trabajadores y trabajadoras del Sistema Sanitario Público no bastan para combatir esta crisis sanitaria, su agotamiento es extremo, las medidas insuficientes y la gestión política de la pandemia nefasta, con 17 líneas de actuación distintas” subraya la responsable sindical.
El hartazgo también llega a la ciudadanía por el caos en los centros de salud y centros hospitalarios, soportando largas colas para la realización de un test de antígenos o una PCR. “Existen dificultades para conseguir una cita médica con el médico de familia para ser atendidos por otras patologías o que atiendan una llamada telefónica en el centro de salud; los servicios de urgencias están colapsados, falta información a los familiares en los servicios de urgencia y se suspenden consultas e intervenciones quirúrgicas no urgentes. No hay respiro tampoco para la población y, mientras la variante Ómicron avanza sin tregua, la Atención Primaria retrocede a pasos agigantados y los hospitales empiezan a colapsar. Y, a todo ello, hay que sumarle la incertidumbre por los mensajes contradictorios de los políticos, las autoridades sanitarias, sociedades científicas y la OMS” concluye Francés.