Esto depende de que las relaciones políticas de quienes nos gobiernan se basen en la enseñanza del gran Groucho: “Estos son mis principios, si no le gustan tengo otros”, y/o en el saber popular: “sarna con gusto no pica”. Nos quedamos con el ingenioso hidalgo: “la verdad adelgaza y no quiebra” (y ya se dijo que ésta os hará libres).
¡Oh, la transparencia! Esa molesta obligación que hace que los ciudadanos puedan ver lo que sus gobernantes están haciendo. En la Comunidad Autónoma de Murcia, tenemos el privilegio de contar con un Consejo de la Transparencia que, qué sorpresa, algunos quieren suprimir. Porque, claro, ¿quién necesita saber cómo se manejan los recursos públicos o qué decisiones se toman a puertas cerradas?
Referencias Normativas
- Constitución Española de 1978: En su artículo 9.3, la Constitución se atreve a garantizar principios como la legalidad, la publicidad de las normas y la responsabilidad. ¡Qué concepto tan
revolucionario! Imagínense, un gobierno que tiene que ser legal y responsable. - Ley 19/2013, de 9 de diciembre, de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno: Esta ley tuvo la audacia de regular y garantizar el derecho de acceso a la información pública. ¡Qué insolencia! Como si los ciudadanos tuvieran derecho a saber en qué se gastan sus impuestos.
- Ley 12/2014, de 16 de diciembre, de transparencia y participación ciudadana de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia: Esta ley local nuestra refuerza la transparencia y crea un Consejo de la Transparencia. Sí, un órgano independiente para velar por que los políticos no se salgan con la suya en la oscuridad. ¡Qué obstáculo más incómodo!
Hay muchos argumentos en Pro de la Transparencia en la Gestión Pública:
- Fomento de la Confianza Ciudadana: ¡Claro, porque los ciudadanos no tienen nada mejor que hacer que confiar en sus líderes! La transparencia es solo un truco para que la gente
crea que sus dirigentes no están haciendo cosas turbias. Como dijo Jeremy Bentham, “La publicidad es el alma de la justicia”.¡Qué tontería pensar que el público necesita saber lo que
está pasando para creer en la justicia! - Prevención de la Corrupción: Porque, evidentemente, la corrupción es un mito. Un gobierno transparente reduciría las oportunidades de corrupción, pero ¿quién necesita eso? Como James Madison, uno de los Padres Fundadores de Estados Unidos, dijo, “El conocimiento gobernará siempre sobre la ignorancia”. ¡Qué terrible pensar que la gente educada podría arruinar nuestros esquemas ocultos!
- Eficiencia y Eficacia: La transparencia supuestamente mejora la eficiencia en la administración pública. ¡Qué horror! La idea de que los ciudadanos puedan evaluar el desempeño de los servicios públicos es simplemente aterradora. Imagínense, podrían exigir que se hicieran las cosas bien.
- Derecho Fundamental: El derecho a la información es considerado fundamental en una democracia. Según John Locke, “Ningún hombre tiene un poder absoluto sobre sus conciudadanos”. ¡Qué anticuado! Claramente, en una sociedad civilizada, debemos dejar que los líderes hagan lo que quieran sin
interferencias.
En contra de la Supresión del Consejo de la Transparencia
- Retroceso Democrático: Suprimir el Consejo de la Transparencia sería un maravilloso retroceso a tiempos más simples, cuando los ciudadanos no se metían en los asuntos de sus
líderes. - Desconfianza Ciudadana: Eliminar el Consejo podría generar desconfianza entre los ciudadanos, pero ¿a quién le importa? La desconfianza es una herramienta útil para mantener a la gente ocupada con teorías de conspiración y alejados de la verdad.
- Contradicción Normativa: La eliminación del Consejo contradiría las leyes autonómicas y nacionales. ¡Qué detalle tan insignificante! Las leyes están para ser ignoradas cuando no
son convenientes.
En conclusión, la transparencia es ese molesto valor que fortalece la democracia, mejora la gestión pública y previene la corrupción. Suprimir el Consejo de la Transparencia de la Administración Pública de la Comunidad Autónoma de Murcia no solo sería un paso atrás en términos de gobernanza, sino que también iría en contra de los principios democráticos y normativos establecidos. En palabras de Thomas Jefferson, “La información es la moneda de la democracia”. Pero claro, ¿quién necesita una democracia funcionando correctamente cuando se puede tener el caos y la opacidad? Mantener y fortalecer los mecanismos de transparencia es, por tanto, esencial para el buen
funcionamiento de nuestra sociedad. Pero, oye, ¿quién quiere eso realmente?
Disculpad el sarcasmo.