A la entrada en vigor de la nueva orden de selección de personal temporal y los procedimientos para los actos de adjudicación de puestos con carácter temporal, desde UGT Servicios Públicos CARM seguimos manteniendo nuestra postura de desacuerdo con las mismas y con el papel de las organizaciones sindicales que con su firma han validado estas medidas.
Tenemos claro, ejerciendo la representación de los derechos de los/as trabajadores/as, que, en el ámbito del empleo público, los acuerdos sobre contratación temporal deberían garantizar equidad y derechos laborales. Sin embargo, cuando una Administración Regional impulsa un acuerdo para trabajadores temporales, la actitud de los sindicatos marca la diferencia entre la complicidad y la resistencia.
Debemos señalar la actitud de UGT, que ha mantenido siempre la postura que nos encomendaron los/as trabajadores/as, por lo que lamentablemente somos el único sindicato que se ha negado a firmar dicho acuerdo, en contraste con otras organizaciones que, a sabiendas de sus efectos negativos, lo han validado. Tenemos razones de sobra para mantener nuestra postura al negarnos a este acuerdo y para resaltar la postura de las distintas organizaciones sindicales:
- La Negativa como Acto de Coherencia Sindical. El sindicato que rechaza firmar el acuerdo demuestra un compromiso real con los trabajadores temporales, quienes suelen ser los más
vulnerables: sin estabilidad, con salarios inferiores y excluidos de beneficios básicos. Mientras otros sindicatos legitiman el abuso con su firma, este actúa como un dique contra la precarización, recordando que su función no es facilitar acuerdos, sino defender condiciones dignas. - La Crítica a los Sindicatos Cómplices. Algunas organizaciones sindicales, por conveniencia política o mera sumisión institucional, avalan acuerdos que perpetúan la temporalidad
abusiva. Con ello: Traicionan su razón de ser: Un sindicato existe para proteger al trabajador, no para servir de intermediario en su explotación. Naturalizan la injusticia: Al firmar, legitiman que la administración utilice mano de obra temporal sin garantías, debilitando la lucha por empleo estable. Fracturan la unidad obrera: Mientras unos sindicatos resisten, otros negocian a espaldas de los afectados, generando división en lugar de fuerza colectiva. - El Peligro de la «Negociación» sin Principios Los sindicatos que firman acuerdos lesivos suelen justificarse bajo el argumento del «diálogo social» o de «lograr lo posible». Sin embargo, cuando lo «posible» significa empeorar condiciones laborales, su papel deja de ser representativo para convertirse en funcional al poder. Este falso pragmatismo
consolida un modelo en el que la temporalidad deja de ser excepción para ser norma. - La Resistencia como Camino para Avanzar. El sindicato que se opone al acuerdo, aunque sea el único y actúe en minoría frente a otros cuatro que se unan, cumple un rol esencial: Expone la injusticia: Su postura visibiliza los abusos que otros prefieren ignorar. Presiona para cambios reales: Sin resistencia, no hay mejora; su negativa obliga a replantear políticas laborales.
Refuerza la credibilidad sindical: En tiempos de desconfianza hacia las instituciones, su coherencia recupera la esencia del movimiento obrero: luchar por quienes no tienen voz.
En definitiva, mientras algunos sindicatos firman acuerdos que degradan derechos laborales, otros demostramos que aún hay quienes defienden la dignidad del trabajador. Nuestra negativa no es obstruccionismo, sino consecuencia ética.
En un contexto de creciente precarización, los sindicatos deben decidir si son instrumentos de transformación o meros validadores de la explotación.
Aquel que resiste, aunque solo sea uno, mantiene viva la esperanza de un trabajo justo.
Así que como reflexión final, la cual invitamos a compartir a las organizaciones sindicales que, junto a UGT, tienen representación en las mesas de Comunidad Autónoma, de todo lo anterior, pensamos, como los/as trabajadores/as que se están manifestando en contra de esta nueva orden que «Los sindicatos que no luchan por los más vulnerables, tarde o temprano dejarán de luchar por todos».