Ese año 2015 teníamos una serie de objetivos, el 1º de los cuales era sin duda recuperar unos salarios dignos. Recuperar poder adquisitivo para acercarnos a la media de otras Administraciones Públicas y hoy tenemos, con cargo a los fondos de 2018, una paga lineal de 280€.
Queríamos una nueva Clasificación Profesional, sin exclusiones y conforme al Estatuto Básico del Empleado Público, para homologarnos al Personal Funcionario y hoy la tenemos con un incremento medio de retribuciones del 5,5% en 2019.
Queríamos un convenio Único, de verdad, y en 2020 dispondremos del 25% de los fondos adicionales derivados del II Acuerdo por el Empleo –unos 6millones €- para homogeneizar los complementos y las condiciones de trabajo de todos los ministerios.
Queríamos recuperar el derecho a la jubilación anticipada y en 2021 tendremos la jubilación parcial anticipada, que permitirá el rejuvenecimiento de las plantillas.
Queríamos un sistema de movilidad más ágil y hoy tenemos el concurso abierto y permanente. Queríamos procesos de funcionarización en procesos restringidos y con garantías y hoy hemos firmado un Acuerdo al respecto.
En definitiva, y aunque hemos dejado algunos objetivos aparcados, pienso que hoy hemos firmado un Convenio Único, Moderno y Digno que recoge, aunque sea parcialmente, nuestras principales reivindicaciones.
Acabo como empecé, porque la dignidad es el salario. Hemos mejorado las retribuciones de todo el Personal Laboral inyectando más de treinta millones de euros en la masa salarial del convenio; pero en un ejercicio de solidaridad, suben más las de los que menos cobran. Así los casi 10000 trabajadores del G5 que hace un año cobraban 998€ hoy cobran 1136€ y en el año 2020, según evolucione la economía, cobrarán entre 1161€ y 1198€.
Por tanto, podemos concluir diciendo que el IVCÚ lleva el sello de la dignidad y la huella indeleble de la Unión General Trabajadores en su 130 aniversario.