Como cada año el 12 de Mayo, se celebra en todo el mundo el día internacional de las enfermeras, “las profesionales del cuidado”. Debo remarcar tanto para quienes se sientan merecidos como para quienes sientan lo contrario, que para quién escribe, el término “enfermera” incluye a toda persona que realice unos cuidados profesionales y que la diferenciación en sus cometidos laborales no les debe alejar de la única concepción académica del cuidar, que es la Enfermería.
En el ámbito de la salud, cuidar significa entrega a los demás, desde a la persona más cercana hasta al mundo que nos rodea .Cuidar es una capacidad del ser humano que da respuesta a su propia fragilidad. Desde que venimos al mundo hasta que lo abandonamos, necesitamos los cuidados, y de forma más intensa al principio y al fin de la vida o cuando nuestra vulnerabilidad se manifiesta por problemas de salud. Cuidar parece ser un sentimiento humano hacia lo más próximo, hacia lo que nos importa, más allá de valoraciones altruistas o egoístas; porque al cuidar se ofrece parte de uno mismo, incorporando parte de lo que se cuida y en esa simbiosis nos ayudamos mutuamente.
No obstante, siempre se ha relegado el autocuidado a una cotidianidad refleja, que solamente permite su visibilidad cuando deja de ser posible por causas biopsicosociales, es decir, pasa a un segundo plano por detrás de percepciones más inmediatas, como la existencia de enfermedades, de adicciones, o de comportamientos y hábitos insanos pero apetecibles.
Las enfermeras han profesionalizado el cuidado y lo están convirtiendo en ciencia, LA ENFERMERÍA, y durante ese camino que se inició hace más de cien años, desde Florence Nightingale hasta nuestros días, han debido perfilar un rol social propio, antaño tan ligado a la medicina, que todavía hoy cuesta separar las dos ciencias, que aunque sinérgicas, son muy diferentes en sus observaciones y en su oferta social.
Tradicionalmente las enfermeras asumieron laboralmente ser quienes enfermedades, añadiendo unos cuidados básicos a las necesidades de las personas ingresadas; las denominaron por las siglas de sus estudios, PRACTICANTES, ATS, DUE, DE, a unas y Auxiliares de Clínica, de Enfermería o TCAE a otras; ese rol complementario de apoyo a la medicina, ha perdurado hasta nuestros días en una parte del colectivo y en gran parte del tejido social, desde los profesionales de la salud hasta la ciudadanía en general, pasando por periodistas y por la propia administración sanitaria.
La Ley General de Sanidad y su enfoque primordialmente salubrista, apostó por la promoción de la salud, configurando una atención primaria que a través del reconocimiento de las consultas de enfermería y de la metodología enfermera en los sistemas de información, ha propiciado un cambio en el modelo de atención de las enfermeras, priorizando sus competencias en cuidados sobre las técnicas derivadas por otros profesionales, adquiriendo así una independencia profesional, que permite situar en el centro de la atención a la persona y no a la enfermedad que padece, ya que el tratamiento específico de la misma no debe distraer de lo más importante, las personas en sí mismas y no las patologías.
Profesar la enfermería, tiene como fundamento los cuidados integrales del individuo en cualquier situación y momento de sus vidas, lo prioritario a veces no es lo más importante, lo prioritario es lo primero que hay que realizar, pero lo más importante es un criterio en ocasiones demasiado dirigido por los profesionales de la salud sin participación de la protagonista, que es la persona receptora de la atención sanitaria.
Hoy, con una pandemia en curso, se ha evidenciado la dimensión del trabajo de la enfermera: rastreadora, vacunadora, cuidadora en domicilios, cuidadora en hospitales y residencias. Hoy ha quedado patente que los cuidados necesarios para mantener la vida son imprescindibles, porque puede que algunas personas no tengan cura para sus enfermedades, pero todas necesitan cuidados en su vida cotidiana, esos cuidados que ofrecen las enfermeras y que configuran su profesión, ofreciendo una visión de futuro para la atención de salud.
UGT como sindicato de clase, enraizado en una sociedad de personas, no solo de trabajadores, comparte esa mirada holística enfermera, mediante la cual cuidar adquiere una dimensión para el mantenimiento de una vida en libertad, en paz, en igualdad, sostenible y en definitiva pertinente.
Por eso hoy es momento de reivindicar los cuidados de enfermería, como la herramienta más eficiente para mantener la salud de la población, y también de homenajear a sus actores principales, “las ENFERMERAS”.
Desiderio Rodrigo Tolsá
Responsable federal del sindicato de enfermeras de UGT